El amor me quema
Qué triste. Qué pena me da extrañar esos brazos que en algún momento de mi vida me abrazaron tan fuerte.
Qué
pena extrañar esa voz que me decía que todo iba a estar bien.
Me sentía tan cómoda cuando tus brazos me
rodeaban, porque sentía que nada me podía pasar, que nada me podía dañar.
Ahora me preguntó, ¿en qué momento esos brazos se convirtieron en cuchillos para mi corazón? ¿En qué momento decidiste herirme tanto?
Cariño,
tú me rompiste el corazón, me destrozaste. ¿Cómo se deja de querer a algo que
empezaste a querer sin querer? Cómo puedo olvidar a alguien que se volvió tan
importante y significativo en mi vida...
Hoy
escribo desde la pena, el llanto, y sí, quizás un poco desde la rabia.
Te
extraño, y te odio por haberme dañado.
Estoy
tan dolida. No puedo creer que tú, la persona que más he amado, y por lo que
demostrabas, la que más me ha amado a mí, me hizo tanto daño.
A
veces pienso si es que todo fue una actuación, si es que en verdad me quisiste,
si es que cuando me decías “te amo” o “te quiero”, ¿eras sincero?
De
verdad siento que me entregué por completo a ti. Di todo.
Siento
que fuera de lo malo, fui una mujer tan bacán y pulenta, de verdad no entiendo
por qué me dañaste a mí. ¿Qué hice para merecer que me traicionaras? No merecía que me mintieras, no merecía que me ilusionaras, no merecía que
jugaras con mis sentimientos...
Y
lo peor de todo no es que me dañaste, que jugaste conmigo o que me mentiste, lo
peor de todo es que te sigo amando, porque tú eres quien me aterrizó en la
tierra, y el no tenerte a mí lado me quiebra cada día que pasa. Me rompe no
verte despertar a mi lado.
No
niego que sola pueda salir adelante, o estar aterrizada, porque reconozco mi
potencial y sé lo mucho que valgo, pero con tu compañía todo era más lindo y
divertido.
Te
amo, porque fuiste un sol en mi vida, pero te odio, porque con ese mismo fuego
y calor, me quemaste y me destrozaste.
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